Los chaparrones son el terror de los carnavaleros. Una noche de lluvia es una noche sin tablado con todo lo que eso significa tanto para los conjuntos como para el público.
Siendo Montevideo una ciudad netamente carnavalera es curioso cómo históricamente han sido pocos los escenarios techados. Años atrás los días de lluvia era un clásico que las personas se reunieran en los clubes Albatros, Liverpool o Larre Borges para disfrutar igual de las noche de febrero.
Por suerte desde hace algunos años el Museo del Carnaval tiene un escenario cerrado con el que puede, aunque llueva, mantener abierto el tablado para que no se suspenda la fiesta. De hecho es el único de la ciudad que cuenta con dos escenarios preparados tanto para realizar espectáculos al aire libre como para hacerlo bajo techo.
[ssba]